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Grafiti, el espíritu canalla del arte moderno

Si el grafiti podría existir sin la etiqueta de arte moderno, parece difícil vislumbrar el concepto de arte moderno sin el grafiti, su estampa mas reivindicativa, más viva y transgresora.

 

Hoy en día, el grafiti es uno de los iconos cruciales del arte urbano (Street art). En los últimos años, se está produciendo una evolución en el grafiti implícitamente vinculado al cambio en el imaginario social. El dibujo ha cambiado sus tonalidades de elemento vandálico, a un nuevo tipo de arte y cultura.  

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Noticias de diferentes medios de comunicación generalistas

El muralismo, está imprimiendo una nueva concepción al grafiti dentro del espacio público. Pero se debe subrayar que los muralistas de hoy, son los grafiteros de ayer. Premios como mejor grafiti del año, otorgado por la comunidad ‘Street Art Cities‘, han copado los titulares de los medios convencionales realzando la figura del grafiti dentro de la sociedad actual.  

En la actualidad, es difícil encontrar una ciudad donde no se hallen fachadas adornadas con tinta de aerosoles. Incorporando a ese colorido aspecto decorativo, un nuevo reclamo turístico, creando a una nueva concepción de museos vivos dentro de los núcleos urbanos, pero no sólo urbanos. Pequeños pueblos están comenzando a engalanar sus fachadas con obras de arte perecederas, reflejando un maravilloso contraste entre el arte urbano y espacio rural. 

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Murales de la Bañeza (León) y Tubilla del Lago (Burgos)

Aunque si bien es cierto, que dentro del grafiti parece estar perdiendo peso la gélida y aséptica firma en una pared, no se puede olvidar que ese espíritu de plasmar las creaciones en cualquier lugar, es, fue y será parte del magma primigenio que dio origen a esa forma de entender el arte urbano. Siendo quizás esa misma aura de prohibición, de romper con las normas, sumado a su capacidad de cambio constante al estar expuesto a los elementos, capaz de generar una mística que atrapa el interés de una parte de la sociedad.  

Aunque no hay que llevarse a engaño, una parte del arte urbano siempre ha estado y estará penado por la ley, la controversia comienza entre la delgada línea que separa el grafiti y el mural, o hasta donde llega el uno o el otro. Desde aquí recogemos la opinión de Eva Mena, explicando su punto de vista en su blog para intentar explicar las diferencias concretas  http://evamena.com/muralismo-y-graffiti-5-diferencias/

 

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Cartel explicativo Renfe en Museo del Ferrocarril (Madrid)

Hoy en día es muy fácil ver zonas habilitadas para murales e incluso organismos privados y públicos que contratan a estos artistas urbanos para que decoren y pinten con libertad piezas mucho más elaboradas y artísticas. Pero no olvidemos que aquellos que hace años eran perseguidos y tachados de delincuentes del spray, hoy se les ceden paredes gigantes para que nos muestren sus inquietudes guiadas por las diferentes tonalidades de sus aerosoles.

Pero este convencionalismo vinculado a la evolución natural del grafiti, puede provocar un estancamiento creativo como ha sucedido a otros movimientos culturales similares. Movimientos que comienzan de una manera reivindicativa y acaban siendo absorbido por el sistema, perdiendo la fuerza de origen, esa capacidad para generar debate, protesta y controversia. Aplicando la máxima de “Cuando el sistema no puede controlar algo, lo intenta absorber para poner límites”. Sin embargo, es justo revindicar que el arte urbano actual sigue teniendo la capacidad de sorprendernos y de mantener viva la ciudad, muchos de ellos manteniendo el mensaje reivindicativo en contacto directo con la actualidad.